viernes, 14 de octubre de 2011

TUTORIA NUMERO 2
EL HIPERTEXTO Y LA RELACIÓN CON LA PEDAGOGÍA





NUCLEO PROBLEMICO Nº 2
PREGUNTAS GENERADORAS
1. ¿Qué es la hiperficción?
Es la creación literaria realizada en un soporte electrónico, pensada para ser transmitida y recibida en ese mismo soporte electrónico.
Encontramos dos categorías: “hiperficción constructiva” y la “hiperficción explorativa”
Una primera diferencia entre ambas es que la hiperficción constructiva es una creación hecha a través de la colaboración de varios autores, mientras que la explorativa es obra de un solo autor. De hecho la ficción constructiva ha sido comparada con los llamados “chat”, o charlas a través de la red, o incluso con los juegos de rol, donde un “narrador” (storyteller) prepara el esquema de una historia y ejerce de árbitro regulando las acciones de los jugadores. En este tipo de ficciones siempre hay alguien que controla no la narración pero sí la interacción, estableciendo unas reglas del juego. Por su parte, la hiperficción explorativa puede tener un solo autor, pero a través del sistema de hipertexto crea una ficción que puede ser leída en múltiples direcciones, de tal manera que se le permite también al lector tomar decisiones sobre sus trayectos de lectura, eligiendo qué nexos establecer en cada momento. Este tipo de lectura tomando decisiones ha sido comparada con la que ofrecen los libros juveniles del tipo “Elige tu propia aventura” (en España publicados por Timun Mas).
De igual manera, la hiperficción se puede llegar a concebir como una excesiva creación artística de la literatura en el contexto de arte-tecnológico, es decir, la sobrecarga posible de imágenes diversas y múltiples que desde el hipertexto se pueden generar en el lector, contrario a la limitada ficción lineal de las figuras y recursos literarios que el autor de la obra puede llegar a presentar (propios de la literatura romántica), las cuales se internan simplemente en lo impreso.
2. ¿Cuál es su relación con la literatura?
Desde hace algún tiempo, y cada vez con más frecuencia, los estudiosos de la literatura se detienen a reflexionar sobre el futuro que deparará a la misma en esta nueva era de la información e incesantes avances tecnológicos en la que al parecer estamos viviendo. Son muchos los libros que se publican acerca de las complicadas relaciones que se están estableciendo entre las Humanidades y las nuevas tecnologías, acerca del futuro del libro, de su posible desaparición o de su supervivencia, de la forma en la que la literatura sabrá adaptarse y aprovecharse de las nuevas formas de comunicación.
Ante esta nueva realidad, conviven posturas opuestas: la de aquellos que se entusiasman ante la posibilidad de una forma de transmisión de la cultura que traiga consigo cambios trascendentes, como en su tiempo lo hizo la imprenta; los más escépticos, que tan sólo aceptan la mera existencia de nuevas formas de comunicación, pero que no entienden que estas puedan transformar los mensajes; o los apocalípticos, que ven en la posible desaparición del libro impreso un indiscutible síntoma del fin de la cultura.
Esta relación radica en las creaciones literarias disponibles en línea que, bien creadas en solitario o en colectividad, abandonan la linealidad narrativa propia de las ficciones descritas hasta aquí, para ofrecernos una hiperficción laberíntica o abierta en la que el usuario puede optar por diversos trayectos de lectura. Adelanto que, en mi opinión, es aquí, y no en la mera colectividad, donde radica el interés y las posibilidades de la hiperficción. En este caso, que antes he denominado como “ficción explorativa”, lo cierto es que la presencia de más de un autor no tiene demasiada importancia, pues de alguna manera en ellas el lector siempre acaba convirtiéndose también en un autor a la hora de tener que trazar su propio trayecto de lectura. En realidad, en un entorno hipertextual todos los escritos son escritos en colaboración. En primer lugar, porque el lector colabora necesariamente con el autor para producir un texto a través de la opciones que escoge. Y, por otro lado, porque cualquier documento introducido en un sistema en red que lleve nexos electrónicos existe en colaboración con todos y cada uno de los documentos presentes en el sistema.

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